¿Cómo republicar contenido del blog en otras plataformas?
El artículo del blog como punto de partida: el “núcleo” que alimenta todo lo demás
El blog no es un capricho editorial ni una vitrina donde acumular textos, es la pieza troncal de una estrategia de marketing para despachos y asesorías. Cada entrada bien planteada funciona como un “máster” en miniatura: ordena criterios, fija vocabulario, aclara dudas recurrentes de clientes y, sobre todo, genera materia prima para todo lo que publicaremos después en otros canales. Para un equipo que presta un servicio con impacto social indiscutible, disponer de esta base escrita permite afrontar el día a día con un discurso coherente y útil para la ciudadanía y para las empresas a las que acompañáis.
Cuando existe un post sólido, desaparece el miedo a las redes sociales. Siempre hay algo que decir porque el post padre contiene titulares, cifras, citas de normas, ejemplos y una conclusión operativa. De ahí salen microcontenidos: un extracto para LinkedIn, un carrusel en PDF, una pieza breve para Facebook o un apunte para un mensaje en WhatsApp. El blog organiza las ideas y reparte juego hacia los demás canales, evitando improvisaciones y mensajes vacíos que dañan la percepción de rigor de un despacho.
Ahora bien, conviene ser francos: el efecto del post en sí es limitado si no se distribuye. Si lo publicamos y lo dejamos morir, perdemos fácilmente el 90 % del potencial. Durante años pensábamos que Google nos iba a mandar gratis muchos clientes vía búsquedas, pero Google hace ya tiempo que dejó de ser un buscador para convertirse en una agencia de publicidad de pago. Las primeras posiciones pagadas, la competencia informativa, los cambios de algoritmo y la saturación de contenidos han desplazado el descubrimiento a entornos sociales y a canales directos. El blog sigue siendo imprescindible, pero su función principal es alojar el contenido de referencia y actuar como destino, no vivir únicamente de posicionamiento. La captación de atención se gana fuera y se convierte dentro.
De hecho, el blog se beneficia de la distribución por un motivo adicional: obliga a simplificar. Para poder traducir una entrada a formatos breves hay que destilar el mensaje en tres piezas clave, algo valiosísimo para asesorías y abogados que, por su misión pública, deben hacer comprensible lo complejo. Esa claridad genera confianza y la confianza es la mejor forma de honrar la función social que ejercéis cuando prevenís riesgos, evitáis sanciones y promovéis el cumplimiento normativo en vuestro entorno.
Dónde republicar: menos canales, más foco y allí donde están los clientes
Al hablar de canales conviene partir de una regla que no falla: publicar donde están nuestros clientes y donde podamos llegar con constancia. Para la mayoría de despachos que trabajan con empresas y directivos, LinkedIn es el principal punto de encuentro profesional. Para asuntos personales, pymes locales y clientes de proximidad, Facebook continúa siendo influyente en segmentos de edad que toman decisiones económicas relevantes. Y, por relación directa, WhatsApp es el acceso más inmediato a círculos profesionales, proveedores y contactos de confianza que ya nos conocen o nos han recomendado.
LinkedIn y Facebook cumplen papeles complementarios. LinkedIn concentra decisores empresariales, directores financieros, responsables de RR. HH. y colegas con los que colaborar. Ahí es donde un artículo del blog puede transformarse en un post con ángulo de negocio, un documento PDF o un artículo largo con enfoque práctico. Facebook ofrece alcance a clientes particulares y a pymes con necesidades recurrentes, además de permitir segmentaciones locales. Es un buen espacio para traducir el post a preguntas frecuentes y ejemplos cotidianos que impactan en familias y comercios, reforzando vuestro papel de servicio a la comunidad.
Importa insistir en el foco. No abráis perfiles por abrir. Es preferible trabajar dos plataformas a conciencia que acumular cuentas silenciosas donde nadie responde a comentarios. El silencio en las redes sociales resta credibilidad a un profesional del Derecho o de la asesoría, porque si no hay conversación parecerá que no hay interés ni agenda. Elegid uno o dos canales prioritarios y sostened un ritmo: responder mensajes, agradecer comentarios, actualizar enlaces y corregir errores cuando cambie una norma.
Hay otro principio práctico con enorme retorno: reaprovechar los contenidos evergreen y los de temporada. Los primeros son los que no caducan con facilidad, por ejemplo “cómo calcular dietas exentas” o “pasos para una política de desconexión digital”. Los segundos son los ligados a campañas y plazos, como declaraciones trimestrales, calendarios laborales o cambios reglamentarios. Republiquemos de vez en cuando esos posts, avisando de que están actualizados y destacando qué ha cambiado. Un contenido atemporal bien revisado sigue atrayendo consultas muchos meses después y un contenido estacional empuja tráfico cuando el calendario lo pone en agenda.
Qué publicar en cada plataforma: tres formatos que funcionan en asesorías y despachos
LinkedIn. Pensad en tres formatos que, combinados, maximizan el alcance profesional. Primero, el post corto con gancho: abrid con la consecuencia para el lector y no con la ley. “Si gestionas turnos, este error en vacaciones puede costarte una inspección.” Seguid con tres a cinco claves y cerrad con una llamada a la acción (CTA) que lleve al artículo del blog, donde está la explicación completa. Segundo, el documento PDF: convertid el apartado operativo del post en un carrusel de 5 a 7 diapositivas con pasos, plazos y excepciones. Este formato se guarda, se comparte y posiciona vuestro despacho como guía fiable. Tercero, el artículo largo en LinkedIn con el mismo tema pero orientado a directivos: reforzad la “por qué me importa” para empresas y añadid un ejemplo de riesgo o ahorro. En todos los casos, firma corporativa sobria y respuesta activa a comentarios, porque ahí es donde se inicia la conversación profesional que deriva en reuniones.
Facebook. Aquí funciona mejor la traducción a lenguaje cotidiano y el énfasis local. A partir del post, publicad una historia corta que represente un problema habitual y su solución práctica, acompañada de una imagen clara y un enlace al blog. Usad preguntas frecuentes sacadas del artículo, en formato Q&A y programad recordatorios cuando haya plazos o campañas. Los grupos locales y de barrio, así como las páginas de asociaciones empresariales, valoran el servicio público que prestáis al explicar derechos y obligaciones con calma y con ejemplos. No prometáis milagros ni se os ocurra prestar asesoramiento individualizado en comentarios, pero sí orientación general y la posibilidad de pedir cita para revisar casos concretos.
WhatsApp. Es el canal de cercanía. Vuestro objetivo no es viralizar, sino cuidar la red profesional y manteneros presentes en la memoria de quienes pueden referiros. A partir del post enviad a vuestras listas de difusión un resumen de 4 o 5 líneas más el enlace, sin adjuntar documentos pesados. Si tratáis con proveedores, gestores de nóminas, colegas de otras especialidades o profesionales de confianza del día a día, como ese jardinero que nos podó un árbol y al que seguimos respetando como pequeño empresario, el mensaje breve y correcto mantiene la relación y abre puertas a preguntas que terminan en encargos. Recordad incluir una aclaración de que la información es general y que para un análisis específico ofrecéis consulta.
Con dos plataformas bien trabajadas y un canal de cercanía, un despacho puede amplificar por cuatro el impacto de cada post sin añadir ruido. Es una forma responsable de comunicar, acorde con la trascendencia social de vuestro trabajo y con el respeto que merecen quienes confían en vosotros para tomar decisiones legales y económicas con consecuencias reales.